En el PRO están decididos a quedarse con uno de los cuatro jueces de la Suprema Corte bonaerense que se comenzarán a negociar en los próximos días. La salida de Luis Genoud apuró definiciones y el envío de los pliegos a la Legislatura ocurrirá en breve.
Por lo pronto, en el PRO avisan que uno de los cuatro asientos en el máximo tribunal deberá ser para ellos y echan a rodar un nombre: el de Andrés Soto, juez de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de La Plata.
Soto ya había sido promovido años atrás por el ex intendente Julio Garro, pero ahora reúne los consensos en el PRO para alzarse como el candidato único de ese espacio.
Fue durante ocho años juez primera instancia Civil y Comercial. Durante el gobierno de María Eugenia Vidal pasó a ser Camarista. Es docente de la Universidad de La Plata y cuenta con dos posgrados: uno derecho procesal y otro en derecho civil.
La renuncia de otro juez de la Suprema Corte obliga a Kicillof a un acuerdo con la oposición
El PRO sabe que están en una situación de debilidad en el Senado. El gobernador tiene la mayoría especial con los votos de Unión por la Patria, el radicalismo y una bancada de tres senadores de La Libertad Avanza.
Los amarillos no son parte de ese acuerdo. Incluso perdieron días atrás a María Florencia Arietto, que pasó a formar parte de un bloque libertario. Ese es el escenario en el que salen a pelear por uno de los jueces de la Suprema Corte.
Existen varias especulaciones respecto de cómo se consolidará el acuerdo para ocupar las cuatro sillas vacías. Una posibilidad es que el peronismo se quede con dos lugares y la oposición con otros dos. Sin embargo, hay quienes sostienen que el peronismo reclamará tres lugares y cederá uno a la oposición.
Esta última opción responde a la interna del peronismo. Todos coinciden que Kicillof tendrá a su candidato y que Cristina Kirchner también decidirá un nombre y el que más suena es el de Marisa Herrera. En tanto, fuentes de la Legislatura entienden que Sergio Massa también peleará por un asiento.
Por el lado opositor, una de las vacancias quedará para el radicalismo. Al frente de las negociaciones está el senador nacional y jefe del radicalismo en la provincia Maximiliano Abad. Aunque desde su entorno lo niegan, la versión de que su esposa Marina Sánchez Herrero ocupe un asiento en la Corte gana fuerza en el Senado.
En tanto, fuentes del Senado no descartan la posibilidad de que el bloque de La Libertad Avanza que garantiza la mayoría especial a Kicillof se quede con un asiento en la Suprema Corte. “Es simple. La gobernabilidad la garantiza el peronismo, el radicalismo y uno de los bloques libertarios. Entre esos tres sectores se van a repartir los lugares en la corte”, explican en la Legislatura.
Libertarios arman un bloque de senadores para darle gobernabilidad a Kicillof
Con todo, la renuncia de Genoud aceleró los tiempos. El máximo tribunal bonaerense presenta una situación inédita: cuatro de los siete asientos están vacantes. Los vaivenes políticos de los últimos años impidieron los acuerdos necesarios en el Senado para aprobar nuevos magistrados.
El último pliego de un juez de la Suprema Corte aprobado por la Legislatura fue el de Sergio Torres, propuesto por Vidal. Su designación se aprobó en abril de 2019 con un acuerdo que incluyó a todos los sectores políticos.
A poco de asumir Kicillof arrancarían las vacancias. En enero de 2020 falleció Héctor Negri y se generaba la primera vacante. En abril de 2021 murió Eduardo De Lazzari, sumando una segunda.
Cuatro meses más tarde, el juez Eduardo Pettigiani anunciaba su retiro y la Suprema Corte entraba en crisis. Con sólo cuatro asientos ocupados, las votaciones las definía el juez de Casación Víctor Violini.
Ahora, la renuncia de Genoud deja apenas tres asientos ocupados y el gobernador deberá tomar una decisión pronto. Genoud venía anunciando su retiro desde hacía algunos años y reclamaba que se completen las vacancias. Cansado de esperar un acuerdo político que nunca llegó, decidió pasar a retiro.