El gobierno de Maximiliano Pullaro quedó este martes en condiciones de ir por una nueva conformación en la Corte Suprema de Santa Fe que altere la histórica fisonomía del Poder Judicial. Fue a partir de la comunicación de que la ministra María Angélica Gastaldi dejará su lugar en el máximo tribunal. La funcionaria jerárquica les notificó a sus pares y al Poder Ejecutivo que cesará en su cargo a partir de abril próximo.
Con esa salida el gobierno santafesino se encontrará en posición de generar una nueva mayoría en la Corte Suprema. Algo que fue un objetivo no disimulado desde que Pullaro se aseguró el triunfo en las primarias en julio de 2024 que luego lo llevarían a ser gobernador. La aspiración fue producir un recambio en un tribunal de estructura conservadora, con integrantes que superan salvo en un solo caso los límites de edad fijados por las normas constitucionales y la jurisprudencia y con una secuencia de resoluciones polémicas en los últimos años.
Gastaldi dio a conocer esta mañana en la reunión semanal de acuerdos de la Corte Suprema su intención de renunciar a partir del 1º de abril de 2025. Ya había hecho lo mismo el ministro Mario Netri quien deja su lugar el 1º de noviembre. Con esos movimientos se retiran dos de los seis miembros del superior tribunal santafesino.
En el último mes recrudeció una fuerte iniciativa del Poder Ejecutivo por producir un cambio estructural en la Corte. El argumento central es que cinco de sus seis miembros habían superado los 75 años que la jurisprudencia nacional fija como límite para el desempeño de cargos judiciales. La posibilidad de discutir ese tope vía acciones de amparo instala la posibilidad de que algunos ministros resistan la intención de Pullaro.
Los que están en esa posición son Roberto Falistocco, Eduardo Spuler y Rafael Gutiérrez, actual presidente de la Corte Suprema, el único de los tres que de manera explícita anunció su pretensión de permanencia. “Me voy a ir cuando yo quiera”, declaró públicamente la semana pasada. El cuarto integrante, Daniel Erbetta, es el último en ingresar al máximo tribunal y le falta para llegar al límite de edad.
En el marco de una disputa marcada y pública por la renovación de la Corte entre sus miembros y el gobierno, para Pullaro la salida de Gastaldi constituye un claro triunfo político. Esto deja a su gobierno en condiciones de generar una orientación más moderna en el servicio judicial que es lo que el gobernador dijo que buscará.
“No quiero una Corte de Pullaro”, le dijo hace tres meses el gobernador a Letra P. A lo que sí apuntará el gobierno con el refresco del máximo tribunal es a instalar una nueva mayoría. Para eso cuenta con las dos vacantes que se abrirán con la salida de Gastaldi y Netri. También con la generación de un séptimo cargo para desnivelar en los casos de desempate. Y finalmente con la presencia de Erbetta que es un habitual exponente minoritario en los fallos frente a una mayoría que, con estas dos salidas, está llamada a cambiar.
Con estos movimientos la Corte puede revestir una fisonomía nueva que los sectores de gobierno distintos del justicialismo siempre aspiraron a lograr sin tener las posibilidades para hacerlo. Pullaro está en situación de conseguir lo que sus predecesores Hermes Binner, Antonio Bonfatti y Miguel Lifschitz quisieron. El actual mandatario puede definir tres nuevos ministros.
“No es poco porque eso implica la posibilidad de imprimir un nuevo destino con impacto fuerte en la comunidad. Con tres ministros Trump en Estados Unidos logró anular la resolución Roe vs Wade que luego de 150 años revocó el derecho al aborto”, dijo un funcionario que integra el Poder Judicial de Santa Fe. “No es que Pullaro vaya a hacer algo así. Solo es una muestra de que con la renovación de más de media Corte un gobierno puede abrir una orientación nueva en un Poder del Estado”, añadió el analista.
La colisión frontal entre Gobierno y Corte llegó a su culminación el domingo 8 de este mes cuando, ante un requerimiento de reunión del máximo tribunal, Pullaro citó a los cortesanos a las 7.30 de la mañana en la Gobernación. La reunión fue protocolar, sin hosquedades pero con una clara expresión de lejanía. Venía precedida por una manifestación de 200 jueces en los Tribunales de Rosario disconformes con las demoras en la cobertura de vacantes y con una reforma jubilatoria, luego aprobada, que los afectaba.
En esa reunión el gobierno explicó que las limitaciones de recursos obligaban a ir cubriendo vacantes en forma demorada y señaló objeciones a la utilización del presupuesto destinado en tiempo y forma a la Justicia que administra y gestiona ese mismo poder del Estado. Desde ese encuentro la distancia entre Gobierno y Corte no dejó de acentuarse. Desde sectores del oficialismo se barajaba que el gobierno preparaba un decreto para desplazar a los ministros con el límite de edad cumplida y hasta se analizaba la variante del juicio político.
Este escenario puede que se descomprima con la salida conocida hoy. Gastaldi fue tres veces diputada provincial por el peronismo y titular de la Defensoría del Pueblo de Santa Fe antes de llegar a la Corte en 2001 impulsada por Carlos Reutemann. Se trata de una mujer comprometida con los derechos sociales, de sagacidad intelectual y con relaciones históricas con miembros de su espacio político de proveniencia. Como legisladora en tiempos de Reutemann defendió la emergencia económica y cuestionó privilegios de jueces lo que le granjeó una perdurable desconfianza en el mundo tribunalicio. “Nunca me perdonarán eso”, dijo alguna vez.
Se la recuerda por haber sido la única componente del máximo tribunal que votó por la revisión judicial de la condena del ex juez penal Carlos Fraticelli cuando todos sus pares votaron por la legalidad del proceso. Ese trámite fue luego cuestionado con firmeza por su inconstitucionalidad por la Corte Nacional lo que llevó al cambio del modelo penal en Santa Fe. Gastaldi fue la única que, por su posición diferenciada, quedó a salvo de ese reproche.
Los tres ministros que no dan hasta ahora señas de cesar en sus lugares vienen también del peronismo. Roberto Falistocco fue nombrado por el gobernador Víctor Reviglio en 1990 tras haber sido su secretario de Asuntos Legislativos y de Justicia. Eduardo Spuler ingresó en 1999 con el envión de Reutemann. Fue al mismo tiempo que Rafael Gutiérrez quien hasta hizo medir sus chances para una postulación a gobernador como candidato del PJ en 2018. Un hijo homónimo de este ministro fue secretario Legislativo del gobierno de Omar Perotti.
Cuando en Santa Fe quedó claro en septiembre del año pasado que el oficialismo se aseguraba el control del Senado provincial, con lo que el peronismo dejaba de ser mayoría por primera vez en 36 años, desde el sector de Pullaro interpretaron que a la Corte le había llegado su fin de ciclo. Un órgano judicial supremo al que consideraban garantía de restauración de históricos poderes estables en la provincia.
“No queremos que esta Corte se vaya en 2027 porque queremos cosechar frutos de lo que diseñamos en nuestra gestión. Cuatro años pasan en un suspiro”, decían por entonces los asesores jurídicos de Pullaro. El objetivo trazado quedó más cerca. Lo que viene en mínimo plazo son los candidatos a llenar los lugares vacantes.