El Departamento de Estado de EEUU decidió declarar al expresidente Rafael Correa y el vicepresidente Jorge Glas como no elegibles para ingresar al país norteamericano por “su participación en corrupción significativa durante su mandato en cargos públicos”.
Es la misma figura que Washington utilizó el año pasado con el ex presidente de Paraguay, Horacio Cartes, en un nuevo mecanismo de intervención norteamericano en la región, como adelantó LPO.
El comunicado de Washington plantea que “Correa y Glas abusaron de sus cargos como ex presidente de Ecuador y ex vicepresidente de Ecuador, respectivamente, al aceptar sobornos, incluso a través de contribuciones políticas, a cambio de otorgar contratos gubernamentales favorables”.
Intervención en Paraguay, un mensaje a la región
En el escrito también se lee que esta designación reafirma su compromiso de contrarrestar la corrupción global incluso en los niveles más altos de gobierno”.
Como ocurrió en Paraguay con Marc Ostfield, el embajador de EEUU en Ecuador Arthur Brown tomó protagonismo y explicó que este tipo de designaciones se deciden contra personas con participación directa o indirecta en corrupción significativa o una violación grave de los derechos humanos.
“Esta medida tomada por el Gobierno de los Estados Unidos deja claro que nadie, sin importar su rango o cargo, está exento del cumplimiento de la ley”, detalló el diplomático.
La acusación que pesa sobre Rafael Correa es la denominada “Causa Sobornos” que investiga una supuesta trama de corrupción entre 2012 y 2017 cuya prueba principal son las anotaciones de una secretaria tres años después de ocurridos los hechos.
El ex presidente fue condenado por este caso que el progresismo latinoamericano no dudó en calificarlo dentro de los casos de LawFare. Correa no tardó en responder y en sus redes escribió: “La maldad humana. Obvian que nadie en el mundo ha aceptado la sentencia por influjo psíquico y que cinco países han dado asilo político a los involucrados en el Caso Sobornos. Meten hasta a mi familia. No hay derecho”.
En otro tuit, Correa planteó algunas hipótesis detrás de la acusación a la que calificó de “idiotez gringa” y puntualizó “la retaliación por lo de Assange, un distractor para desviar la atención del desastre del Gobierno de Noboa, en su peor momento e involucramiento en la campaña electoral ecuatoriana”. “No nos quebrarán”, lanzó.
El correismo considera que esto de Estados Unidos es una intervención directa en las elecciones presidenciales de febrero que tendrá a Luisa González en un nuevo mano a mano con el actual presidente Daniel Noboa.
Como viene pasando en las últimas dos elecciones, el correismo es la primera fuerza en las elecciones generales. Luego del divorcio de Lenin Moreno con Correa en 2017, Andrés Arauz y Luisa González ganaron 2021 y 2023 pero no pudieron vencer en el balotaje.
La mayorías de las encuestas anticipan un escenario similar y en la izquierda sostienen que el rol de Estados Unidos busca romper no solo con la posibilidad de una vuelta de izquierda al poder sino también de un eventual retorno de Correa al país y negar de manera contundente un salvoconducto para su ex vice Jorge Glas, detenido y en muy mal estado de salud.