El oficialismo logró sancionar la Ley de Enfermería por un voto con la ayuda del angelicismo y los libertarios. La sesión debió suspenderse por la represión contra los enfermeros que protestaban en la puerta de la Legislatura.
El gobierno proponía dejar de considerar a los enfermeros como empleados administrativos, igualar los salarios con los de los médicos, pero con una mayor carga horaria y dar incentivos para que los técnicos en enfermería cursaran la licenciatura. La oposición planteaba incorporarlos a la carrera de profesionales de la Salud, como ocurre con casi todos los sectores.
Se calcula que en el sistema público hay 11 mil enfermeros, seis mil técnicos en enfermería y cinco mil licenciados. El principal problema es cómo englobar a todos los trabajadores dentro de un mismo esquema.
Se sabía que sería una votación pareja. El principal problema del gobierno era el comportamiento del radicalismo. Cuatro de los ocho legisladores de bloque habían firmado el dictamen opositor y en el recinto dos cambiaron su voto.
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Se trata de Luciano Lapeña, cercano a Juan Nosiglia, y Gustavo Mola. Ambos se abstuvieron. La ex libertaria Sandra Rey había pedido hace meses que se tratara el proyecto, al igual que el radical Francisco Loupias, pero Rey apoyó el expediente del oficialismo y Loupias se abstuvo. Lo mismo hizo la socialista Jesica Barreto, cuyo jefe político es el hoy funcionario Roy Cortina. Eugenio Casielles había presentado años atrás un proyecto para considerar a los enfermeros profesionales de la salud, pero avaló el proyecto del gobierno.
“Esto significa un reconocimiento formal del rol fundamental de los enfermeros. También garantizamos la equidad dentro de la profesión. No importa si son auxiliares, técnicos o licenciados, todos tendrán los mismos derechos, reglas de desarrollo y reconocimiento de antigüedad de acuerdo a su capacitación previa”, dijo Claudio Romero, del PRO y miembro informante del oficialismo.
“Terminaron triunfando los intereses de la corporación que maneja la salud. Tienen como representante en el gobierno a Quirós y a sectores del radicalismo. El conflicto va continuar porque no resolvieron nada con esta ley. Incluso se va a judicializar. Es un despropósito: le niega a los enfermeros su propia paritaria”, rechazó Gabriel Solano, del Frente de Izquierda.
Tras la votación, comenzaron los incidentes. Desde temprano hubo enfermeros manifestándose en la puerta de la Legislatura, sobre la calle Perú. La policía porteña llegó más tarde y colocó vallas que no permitían entrar ni salir del perímetro.
Con el resultado negativo para el proyecto opositor comenzaron los insultos y la policía avanzó para correr a los manifestantes. Primero con empujones y después los reprimió a palazos y con gas pimienta. La sesión pasó a cuarto intermedio y luego se suspendió.
“Infantería le empezó a pegar a todo el mundo sin ninguna racionalidad. El jefe de Gobierno quiere mostrar que es el dueño de la calle y lo único que muestra es que tienen un miedo bárbaro. Muestran que no saben gobernar y que cada vez que alguien se queje por un derecho incumplido le van a dar palo”, analizó Juan Modarelli, del Frente de Todos.