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Los vínculos con el menemismo y el establishment cordobés, detrás del ascenso de Bornoroni

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“La única candidatura importante es la de Javier”. Hace un año, cuando los flamantes libertarios cordobeses se desgarraban por recibir la bendición de Milei, Gabriel Bornoroni se aferró al mantra. No habló de la importancia de los sellos electorales, de las estructuras ni de los acuerdos. Sólo dijo lo que Milei quería escuchar: que la única candidatura importante era la de él.

Bornoroni es mucho más que un empresario, propietario junto con su hermano de dos estaciones de servicio: preside la Federación de Expendedores de Combustibles del Centro, que extiende su jurisdicción sobre Córdoba, Catamarca y La Rioja.

Desde allí custodia los intereses de los dueños de las estaciones de servicios, entre los cuales hay decenas de políticos y familiares de estos. Las estaciones siempre fueron un negocio paralelo de la casta.

Su estudio jurídico está a pocos metros del Palacio de Tribunales, por la calle Caseros. A pocos metros hacia el centro de la ciudad está uno de los comedores del Círculo Obrero Católico, donde cada mediodía se agolpan, cada vez más desde que Milei está en la Casa Rosada, decenas de personas buscando una ración de comida.

El primer contacto de Bornoroni con el mundo libertario fue a través de Verónica Sikora, la abogada laboralista que le presentó a Martín Menem

Su principal socio es Andrés Bauzá, el hijo de “el Flaco”. Bauzá es el histórico abogado de los dueños de las estaciones de servicio. Ahora, comanda la regional de la Anses; mientras que otro abogado de ese mismo estudio, Marcos Patiño Brizuela, hace lo propio con el Pami. Las dos principales cajas de la Nación en Córdoba están en manos de la misma estructura con sede en Caseros 670.

Bornoroni integra, además, la Cámara de Comercio de Córdoba y la Bolsa de Comercio de Córdoba, patria chica de Diana Mondino, la dueña del banco Roela, y el corazón del círculo rojo local.

El primer contacto de Bornoroni con el mundo libertario fue a través de Verónica Sikora, una abogada laboralista que se desempeña como procuradora de Rentas y está contratada en la delegación de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Ella irrumpió públicamente en política a través de Francisco Pendás, el hijo de Diana Mondino y de Raúl Pendás, ex número 2 de Pedro Pou en el Central, en los tiempos de Roque Fernández.

Quienes estuvieron en los orígenes de LLA en Córdoba afirman que fue Sikora quien presentó a Bornoroni con Martín Menem. Por haber sido designada procuradora del Gobierno cordobés en 2021, la llegada de Sikora a La Libertad Avanza fue visto por libertarios de primera hora como una señal de acuerdo entre Mieli y Juan Schiaretti, y parte de la ingeniería electoral que desplegó el peronismo en 2023 para atomizar los votos no PJ.

“Bornoroni te mira y no sabés si es un inocente diciendo la verdad o un cínico mintiendo”, dice alguien que lo conoció en el último año, cuando el empresario desembarcó en La Libertad Avanza y se quedó con todo, desplazando a libertarios de la primera hora y entrenados rosqueros, como Agustín Spaccesi (el primero en traer a Milei a Córdoba), Rodolfo Eiben (Partido Demócrata) y Cecilia Ibáñez (MID).

En junio de 2023, Bornoroni fue el candidato a vice de Eiben por el Frente Liberal, con banca de Milei. Hicieron un papelón. 10.123 votos, menos que el Partido Humanista. Los arrebató Spaccesi, que inscribió La Libertad Avanza y cosechó 50 mil votos, con los cuales se sentó en la Legislatura provincial. Pese al traspié electoral, Bornoroni se quedó con la segunda candidatura a diputado nacional en la lista que encabezó Celeste Ponce. Hoy, sus exsocios en el mundo libertario se sienten traicionados.

Respecto de cómo Bornoroni se insertó en el círculo de Karina, en Diputados le restan mística y rosca: “Llegó y pidió que le digan qué hacer. Así empezó a ganarse la confianza de ‘el jefe'”.

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