El lunes, la ciudad amanecerá vacía. Sin servicios públicos ni escuelas con los hospitales con atención mínima y los comerciantes pegados al whatsapp evaluando cómo seguir después de los ataques narcoterroristas con el asesinato de dos taxistas, un colectivero y un joven que trabajaba en una estación de servicios.
El último mensaje de la mafia que dejaron tras el crimen del playero fue claro, una declaración de guerra contra el Estado anunciando la unidad de todos los clanes y atentados a inocentes lo cual generó un estado de angustia y temor en la población.
De hecho, este domingo distintos gremios anunciaron el cese de actividades como la UTA, docentes y el de recolectores por miedo a nuevos ataques contra trabajadores.
Por ello, a las 21 horas y de manera espontánea las cacerolas rompieron el silencio del domingo a la noche y la ciudad se llenó de estruendo en repudio a la violencia que ahora amenaza a toda la población.
Tal es así que el famoso cura sanador, el Padre Ignacio, que en Semana Santa congrega a miles y miles de fieles para el viacrucis en la zona norte de la ciudad, anunció que el próximo se hará de manera virtual por temor a que el evento sea objetivo de la narcoinsurgencia.
Con el correr de las horas, se conoció que el joven ejecutado a sangre fría por un sicario cuando atendía una estación de servicio, Bruno Bussanich, fiscalizó para La Libertad Avanza y había viajado a Buenos Aires para la asunción de Milei. Frente a ello, los troll oficialistas organizaron una colecta para ayudar a su familia y el presidente se expresó por primera vez sobre la delicada situación que atraviesa Rosario.