El gobernador chubutense Nacho Torres acordó con su par de Córdoba, Martín Llaryora; de Neuquén, Rolando Figueroa; de Río Negro, Alberto Weretilneck y el catamarqueño Raúl Jalil, la conformación de un nuevo bloque en la Cámara de Senadores denominado “Provincias Unidas”.
De esta manera, los mandatarios provinciales buscan consolidar un nuevo polo de poder diferenciado del kirchnerismo y del macrismo. Un bloque potente que le garantice la gobernabilidad a Milei sin la confrontación que propone Macri y Cristina pero con la independencia necesaria para ponerle límites al gobierno nacional cuando lo crean necesario.
Esta equidistancia con La Libertad Avanza beneficia al oficialismo porque le unifica un sector importante para la negociación, que antes tenía que hacerlo individualmente y a su vez, a los opositores le sirve porque tienen más fuerza para marcar la cancha cuando corresponda.
“Por ahora, es una estrategia legislativa pero no descartamos que se convierta en un frente electoral en 2027”, señaló a LPO una fuente al tanto del armado que aclaró que en las elecciones intermedias del año próximo, la campaña se va a provincializar y los gobernadores tratarán de fortalecer sus posiciones en el Congreso.
En ese sentido, el nuevo espacio nuclea a sectores del PRO, como Torres, del peronismo como Jalil y gobernadores que buscan alambrar la provincia y sortear el declive del kirchnerismo y del macrismo como dejó expuesto la irrupción de Javier Milei.
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Por lo pronto, los gobernadores se mueven con cautela. Mientras Torres lanza el nuevo bloque, mantiene una pata en el PRO y con ello, poder articular iniciativas en el Senado. Algo parecido hizo el catamarqueño Jalil que mantiene a Lucía Corpacci en el peronismo.
Como sea, la maniobra en el Senado se corresponde a los movimientos que están haciendo en Diputados los legisladores que responden a gobernadores dialoguistas que tantean el armado de un bloque propio.
Por el contrario a lo que ocurre con La Libertad Avanza, que tiene el liderazgo poderoso de Milei pero sin referencias provinciales, los gobernadores peronistas y Juntos por el Cambio no cuentan con conducciones naturales.
En consecuencia, el inquieto Nacho Torres comenzó a tejer alianzas legislativas con algunos gobernadores, a los que se les podría sumar el misionero Hugo Passalacqua, para pulir un liderazgo nacional.
Sin embargo, el chubutense no juega solo en la incipiente carrera presidencial. Sabe que tiene que disputar la conducción con el gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, que tiene intenciones de competir por la Casa Rosada. Ambos son del PRO.
Por su parte, el santafesino Maximiliano Pullaro es otro que mira las presidenciales de reojo. El radical busca reformar la constitución que le habilite la reelección y por ende, tener la posibilidad de un segundo mandato en la provincia como lo tienen el resto de los gobernadores.
Pullaro viene alimentando meticulosamente la Región Centro, una alianza entre Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, que comenzó con intereses comerciales y logísticos y ahora el radical pretende darle un perfil más político y de poder.
El problema de los del Centro es que los tres gobernadores coinciden en sus ambiciones presidenciales. De hecho, el cordobés Llaryora también aceptó el convite de Torres y su senadora Alejandra Viggo participó del lanzamiento del nuevo bloque en la Casa de Chubut.
En el peronismo, con el escándalo de Alberto Fernández trascendiendo las fronteras, la situación es crítica y los gobernadores intentan alambrar sus territorios y tomar distancia de cualquier referencia al kirchnerismo.
De hecho, el catamarqueño Raúl Jalil que hasta la semana pasada se cuidaba de no despegarse demasiado de la conducción del PJ, mandó a su senador, Guillermo Andrada, a sumarse al bloque que está armando Nacho Torres.
Durante la discusión de la Ley Bases, Jalil no pudo votar a favor en general condicionado por la posición del bloque peronista pero cuando la discusión se dio en particular, sus legisladores apoyaron el RIGI, una de las cláusulas más importantes para Milei y también para su provincia que espera potenciar la actividad minera.