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Cómo sigue el plan económico: se posterga la salida del cepo y la acumulación de reservas deja de ser prioridad

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El equipo económico del gobierno de Milei blanqueó este jueves dos decisiones que el mercado ya venía descontando: la acumulación de reservas dejó de ser prioridad y el cepo continúa sin fecha a la vista para su eliminación.

“No estamos enamorados del cepo, solo estamos enamorados de nuestras mujeres. Queremos levantarlo pero la posibilidad de salir con el menor trauma posible es una importante responsabilidad que no podemos pasar por alto”, afirmó el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, en la convención anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de las Finanzas (IAEF), que este año se realiza en la ciudad de Mendoza.

Al comenzar su exposición Werning apeló a la gravedad de la herencia recibida y aseguró que el gobierno de Milei evitó un plan Bonex. “Preservamos el sistema financiero ante este cambio tan abrupto de régimen. Nosotros vemos bondadoso dar este giro de 180º pero imaginese usted yendo a velocidad Fórmula 1 a un destino concreto, en este caso una pared como era diciembre, y pegar un volantazo de 180º. Bueno, puede tener consecuencias”, afirmó. 

Ante un auditorio conformado por ejecutivos de las finanzas, Werning recogió el guante y respondió a las presiones por levantar el cepo. “La construcción de la base para ir a un sistema de competencia de moneda pasa, no solo por la regulación externa, y quitar el cepo como si fuera una curita aguantando el dolor que genera arrancarse los pelitos, sino que tiene que ver con una maraña kafkiana de regulaciones domésticas que si uno no las quita, el mercado no llega al equilibrio, porque los mercados domésticos no funcionan y a eso estamos dedicando mucho tiempo y trabajo”. 

Las reservas cayeron más de USD 1000 millones y se complica la meta con el FMI

Con esto le respondió a otro de los oradores del encuentro, Alejandro Werner, ex director del FMI, que durante su exposición previa marcó la necesidad de levantar las restricciones cambiarias, para pasar a un sistema cambiario de flotación administrada. 

No estamos enamorados del cepo, solo estamos enamorados de nuestras mujeres. Queremos levantarlo pero la posibilidad de salir con el menor trauma posible es una importante responsabilidad que no podemos pasar por alto.

En este intercambio subyace la cuestión de la inflación. El FMI pide una apertura del frente cambiario y esto conlleva una devaluación. En el gobierno se resisten porque el salto cambiario tiene un rápido traslado a precios y esto es ácido sobre la gobernabilidad de Milei.  

La decisión que blanqueó este jueves Werning es abandonar la meta de reservas para sostener las intervenciones en el mercado del dólar y ahora también la habilitación de importaciones, para no seguir deprimiendo las actividades que necesitan insumos. 

Cuando a mediados de julio se agudizó la corrida, el gobierno anunció que comenzaría a intervenir en el precio de los dólares libres. En ese momento no quiso hablar de su impacto sobre las reservas, que anticipó LPO. Ahora que el dato es oficial, Werning blanqueó que la decisión es aceptar que se incumpla es meta con el FMI.

El tema es que la pérdida de reservas afecta la capacidad de repago de la deuda. Transcurridos casi dos meses de la incipiente corrida de junio, las señales del frente financiero suscitan interpretaciones divergentes. El gobierno insiste con que el fiscalismo alcanza para construir la confianza. Tal es así, que nunca giró los fondos para el pago a los bonistas del próximo enero, como había anticipado en aquel momento. 

“No tenemos urgencia en pagar los vencimientos de enero. Preferimos acompañar la producción normalizando las importaciones”, reconoció Werning.  

El equipo económico incluso subestima la pérdida de reservas. De hecho reconocen, tal como reveló LPO,  que la meta establecida con el FMI, de cara a la inminente novena revisión, no está cumplida. 

En el Palacio de Hacienda naturalizan el argumento: “Hay que acostumbrarse a la volatilidad”. La explicación que dan desde Economía es que ninguna meta comprometida en enero pasado puede anticipar el resultado del desempeño de la dinámica económica doméstica ocho meses después. 

Lo contradictorio es que en la octava revisión del acuerdo, el gobierno de Milei presentó una carta de intención solicitando la reducción de la meta de superávit del 2,1% al 1,7% del PBI pero mantuvo la meta de acumulación de USD 7.000 millones de reservas netas para fin de año, pero aumentó las metas del segundo y tercer trimestre: a USD 10.900 millones y USD 8.700 millones respectivamente, a las que hay que descontar los pagos al propio organismo.

En el equipo económico aseguran que las métricas que conforman la columna vertebral del acuerdo vigente estarán sobrecumplidas, por lo que desestiman que el intercambio técnico con el staff derive en alguna dificultad. 

Los funcionarios de Economía ponen enfásis en la confianza. Y a tal fin el principal activo con el que cuenta es el fantasma del populismo. “Lo que sea con tal de no volver a una economía cerrada que sostiene el consumo interno con inflación”, confesó un importante empresario a LPO. En segundo lugar la apelación al mantra fiscal, que impone un consenso mayoritario respecto al ajuste de las cuentas públicas. 

Respecto al fiscalismo, casi nadie pone en duda que es lo que había que hacer. En la convención del IAEF quedó claro en la voz de todos los expositores. No obstante la pregunta que se impone es si el superávit de las cuentas públicas resulta suficiente.

“Hay una férrea disciplina fiscal pero no alcanza. Así quedó demostrado durante el gobierno de Mauricio Macri cuando se alcanzo el superávit”, señaló Werner y agregó “Argentina no tiene tolerancia a la volatilidad cambiaria”.  

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