Javier Milei y Nicolás Posse atraviesan el peor momento de la relación desde el inicio de la era libertaria por las diferencias en el manejo del gobierno.
El jefe de gabinete ya había tenido encontronazos con ministros pero había logrado sostener la imagen de uno de los funcionarios más cercanos al presidente.
Entre los libertarios existe la teoría de que Milei no se mete en la gestión y delega todo en Posse y su hermana Karina. Pero Milei comenzó a tener fricciones con Posse por el manejo del gobierno y por otras cuestiones que le despertaron la atención. Los roces con Posse también los tiene la secretaria general de la presidencia.
En los últimos días Milei y Posse tuvieron un encontronazo que nunca habían tenido hasta el momento. “La reunión fue terrible”, dijeron a LPO fuentes al tanto del episodio.
Una de las muestras de los problemas de la gestión es que el gabinete de Posse pierde funcionarios todas las semanas. En las últimas horas se fueron cargos jerárquicos en la Anses y en la secretaría de Trabajo, que se convirtió en la picadora de carne del gobierno y logró superar al área de comunicación, que acumula desprolijidades desde la hora cero de Milei.
Un ejemplo de esos desmanejos es que a Eduardo Serenellini lo degradaron en las últimas horas pero ahora analizan subirle el rango de nuevo para justificar su presencia en las reuniones de gabinete, como la que tuvo la presencia del embajador de Israel.
Las disputas en el Ejecutivo ya repercutieron en el Congreso, donde ya se enteraron de la reunión subida de tono del presidente y el jefe de gabinete. Mientras se puso al frente de las negociaciones por la ley ómnibus, Posse intenta demorar su informe de gestión en el Senado e incluso trascendió que pidió que cambien el reglamento.
“No puede venir Posse caído de un catre a cambiar la Constitución”, dicen allegados a Victoria Villarruel. A los libertarios siempre les costó el nexo con el Ejecutivo, que quedó más dañado que nunca la semana pasada, cuando se les hizo imposible disimular las fracturas que llevaron a una marca Guinness como la caída del jefe de bloque en cuatro meses de gobierno.