Yamandú Orsi fracasó en el intento de reunirse con Javier Milei en la cumbre del Mercosur que se realizó en Montevideo. El presidente electo de Uruguay fue invitado por Luis Lacalle Pou como parte de la transición luego de los comicios que ganó Orsi.
Al día siguiente de derrotar al oficialista Alvaro Delgado en la segunda vuelta, el líder del Frente Amplio dijo en una entrevista con Radio Mitre que tenía intención de encontrarse con Milei antes de la asunción y esperaba hacerlo en la cumbre.
“Desde el punto de vista filosófico, ideológico, tendremos puntos de vista bastante encontrados. Ahora, los temas que nos convocan, que son los temas comunes, ahí hay que arreglar al sentido común”, dijo en ese momento.
Orsi destacó que “una de las primeras señales que dio Milei hacia Uruguay fue el dragado del canal, y para nosotros fue fundamental”.
“Por dar un ejemplo. Y las veces que hemos tenido entre los gobiernos mucha afinidad ideológica, o filosófica, no necesariamente las relaciones fueron mejores. Podemos hablar de cuando se cortaron los puentes”, recordó en relación al conflicto por las papeleras sobre el río Uruguay durante la presidencia de Néstor Kirchner.
“Hicimos el pedido formal pero no pudo ser”, explicó a LPO una fuente del equipo de Orsi que trabajó para concretar el encuentro. No obstante, Yamandú pudo reunirse con Lula, el colombiano Gustavo Petro y Luis Arce.
El razonamiento del uruguayo es claro, mostrar la voluntad de llevarse bien con Argentina más allá de las diferencias ideológicas y políticas que puedan existir. La reciprocidad de Milei no fue la misma, no hizo mención en su primer discurso y a penas lo saludó cuando cerró como presidente protempore.
Milei dijo que “el Mercosur es una prisión” y reclamó abrir el bloque
“Se saludaron y nada más”, resumió esta fuente uruguaya. En la CPAC del miércoles en Buenos Aires, Milei comenzó el discurso con críticas a los líderes progresistas entre los que incluyó a Tabaré Vazquez y José “Pepe” Mujica, padre político de Yamandú.
Orsi es un defensor del Mercosur y más allá de defender cierta flexibilización que beneficie a la economía uruguaya, será un buen aliado de Lula en los próximos años.